Lejos. Estoy muy lejos.
Realmente muy lejos de vos. Estiro la mano y puedo verte apenas, con los ojos cerrados por el sueño a la mañana cuando yo con la manito chiquitita te bajaba el párpado para pedirte a mi manera que te despiertes y me hagas la leche.
"Lela, la leche..."
Y vos te levantabas arrastrando los pies, y me hacias el café con leche... y lo enfriabas pasandolo de una taza a la otra.
Y yo, imagino que te miraba.... con ese amor que solo un nieto puede tener por una abuela que casi lo ha criado.
Ayer decidiste dejarme, y quedarte a la vez... Y te fuiste como te lo merecías, en brazos de mi vieja, la que siempre estuvo ahí... con vos...
Vos me enseñaste a leer antes de tiempo. Y me llevabas orgullosa por ahí...
Fui tu primer nieto. Fuiste mi primera amiga.
Me hacías un dulce de leche casero...que era clarito y espeso, y me enseñaste que en vez de pasarse tres horas revolviendo, lo mejor es echar bolitas en la cacerola... y las mismas bolitas lo revuelven solas... también me acuerdo como me dabas las bolitas para que probara el dulce de leche.
Nunca te enojabas, nunca me retabas... me dejabas que te pusiera broches en el pelo, sin quejarte... y sonreías...
Y me malcriabas como sólo se puede malcriar a un chico como yo, con Patoruzitos, y Anteojitos; con Mafalda y Condoritos.
Y me escondiste todos los libros de la familia, para que sólo yo los leyera y releyera. Y me regalaste un diccionario en dos tomos, de tapas rojas, que fue mi primer libro de texto.
Me comprabas figuritas de Titanes en el Ring, y yo tomaba té con vos por las tardes con galletitas Express.
Y tuve mi primera camiseta de boca, con el 2 en la espalda, mis botines Fulvencito... y millones de calzoncillos y medias, porque las abuelas de antes regalaban calzoncillos y medias... no vaya a ser que llegue el fin del mundo y nos encuentre sin ropa interior.
Y el fin del mundo, al final llegó. Al menos un pedacito de él.
Por eso, te dejo subir al bote, y te dejo ir, abuela... al mismo lugar donde espero viajar yo también un dia de estos.
Te saludo desde la orilla y cuando ya te pierdo de vista, descubro en mi mano una bolita.
Todavía tiene dulce de leche pegado.
Adios abuela, y gracias.
Andy.-
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