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BAILE DE MÁSCARAS

jueves, junio 29, 2006



Rogelio conoció a esta muchacha en un antro, como a tantas otras mujeres y novias. Nos contó luego que se entendieron desde el primer momento con la pura mirada, que desde lejos se hicieron ojitos y entendieron perfectamente lo que cada uno quería. De pura suerte yo conocía a Sonia, una de las chicas que iban con ella. Gracias a esta coincidencia todos conseguimos pareja para la noche.

El que verdaderamente se pasó de rosca fue Rogelio. Lo miramos bailando durante horas y horas, hasta que terminó con la camisa empapada de sudor. Se miraba feliz, su compañera parecía tímida pero aparentemente satisfecha. No se dieron pausa para tomar o fumar, daban vueltas por toda la pista como si fuera la última noche de sus vidas.

Yo no les aguanté el trote, me fui a sentar con Sonia después de un rato, para tomarnos unas birras.

-¿Cómo se llama la minita que anda con Rogelio? -pregunté yo.

Sonia titubeó.

-María -respondió sin mirarme.
-Parece que se llevan bien.
-Es muy simpática, sabe ganarse a los chabones.

Todo lo dijimos a gritos, porque la música no dejó hablar.

Ya casi cerraban el antro cuando María se tuvo que ir, se despidió de Rogelio con un beso en la boca. Alcanzamos a verlos aunque estaban lejos de nosotros. Me despedí de mi amiga y sus acompañantes. Cuando estábamos solos de nuevo, Rogelio habló: “Les dije que iba a levantar hoy, ¿vieron?”

Durante la semana no dejaba de hablar de María. Cosa rara considerando todas las mujeres con las que salía, olvidaba inmediatamente.

-Es otra cosa, man -decía emocionado-. La posta es que nunca había conocido a ninguna mujer como ella.

Me presionó para que al próximo fin de semana saliéramos con Sonia, sus amigas y obviamente María. El encuentro no fue difícil de arreglar, quedamos de vernos en el mismo antro. En la avenida que va al aeropuerto.

-Tu amigo Rogelio le causó una buena impresión a María -me dijo Sonia al llamarle.

Cuando llegamos, ellas ya estaban adentro, sentadas en una mesa. Rogelio inmediatamente tomó de la mano a su pareja y la tironeó hasta la pista. Todavía ni subían y ya iban bailando. Ahora vimos más confianza y algunos toqueteos juguetones.

-¡Esto no da para más! -le grité a Sonia. No respondió nada.

Todos fuimos a bailar, estuvimos un buen rato divirtiéndonos. Rogelio salió de la pista un momento, al parecer al baño. María se hizo a un lado.

Pasados unos momentos, vimos que cierto muchacho se aproximó a María, y comenzó a discutir con ella. Dejamos de bailar, quisimos acercarnos para calmar al pibe, porque ya se notaba que iba en pedo. Cuando Rogelio iba llegando comenzaron los golpes. María se defendía a manotazos, pero el borracho la golpeaba a trompada limpia. Saltamos sobre ambos para intervenir.

Cuando logramos separarlos, la muchacha estaba tirada en el suelo boca abajo, se encogía del dolor. Estaba llorando amargamente, aferrándose del suelo. Tratamos de incorporarla, y cayó al suelo su peluca. El maquillaje se había corrido, tenía almohadones en los pechos y estaban fuera de lugar.

Era un hombre.

Nos sacaron a todos del antro, ni nos despedimos de las muchachas. Durante el trayecto en el automóvil, Rogelio iba mirando por la ventana. Yo le noté una lágrima.

Nunca habla del incidente. Sólo una vez se le escapó, un día que andaba demasiado borracho. Nos confesó con lágrimas en los ojos que María era la única mujer que lo había comprendido.


En algún lugar en el aire entre la patagonia y buenos aires

en una noche de lluvia.

posted by A-X
jueves, junio 29, 2006