
Asisto, obligado y nervioso, a su conversación telefónica:
— Llego a Alicante a eso de las dos.
Qué lástima, no lo sabe.
Cuántos viajeros, me pregunto, no lo sabrán: este autobús, Madrid-Alicante, será abducido por un OVNI al poco de salir de Albacete.
Todos sus pasajeros morirán. Y serán desollados por los extraterrestres.
En esta línea, esa es la costumbre.
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