Existen muchísimas formas de la idiotez del hombre. La maldad puede expresarse de distintas maneras.
Y uno es libre de elegir ser todo lo estúpido que le parezca.
Pero hay una cosa que no soportaré jamás, que odiaré siempre... esto es la ingratitud.
Cuántas veces me vi presionado a cerrar esta gran boca mía cuando alguien se equivocaba por el simple hecho de que ese otro alguien muchas otras veces no se equivocó y me hizo feliz.
Es así.
Ser ingrato es una de las peores facetas del ser humano. Podés ser soberbio, competitivo, incluso podés ser decididamente malo o insensible.
Pero no puede uno ser desagradecido.
Porque cuando una mano llega en el momento más necesitado, ha ganado tu favor. Y cuando vos la brindás te sentís orgulloso, porque sabés que estás haciendo lo que Platón decía que consiste en la idea de la Justicia: lo que es debido.
Por eso, lo he decidido.
Si alguien llega a llamarme desagradecido, con razón sólo me resta ponerme el cañón en la sien... y se acabó.
Pavadas que yo digo, pero lo siento.
Y uno es libre de elegir ser todo lo estúpido que le parezca.
Pero hay una cosa que no soportaré jamás, que odiaré siempre... esto es la ingratitud.
Cuántas veces me vi presionado a cerrar esta gran boca mía cuando alguien se equivocaba por el simple hecho de que ese otro alguien muchas otras veces no se equivocó y me hizo feliz.
Es así.
Ser ingrato es una de las peores facetas del ser humano. Podés ser soberbio, competitivo, incluso podés ser decididamente malo o insensible.
Pero no puede uno ser desagradecido.
Porque cuando una mano llega en el momento más necesitado, ha ganado tu favor. Y cuando vos la brindás te sentís orgulloso, porque sabés que estás haciendo lo que Platón decía que consiste en la idea de la Justicia: lo que es debido.
Por eso, lo he decidido.
Si alguien llega a llamarme desagradecido, con razón sólo me resta ponerme el cañón en la sien... y se acabó.
Pavadas que yo digo, pero lo siento.
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