Tengo un amigo al que le gusta usar mucho la palabra "lontananza".
Y al mismo tiempo yo trato de usarla sólo cuando vale la pena. Y aqui sí valía la pena.
Ella miraba en lontananza. Se sostenía un brazo tras la espalda para reducir su espacio vital.
Me encantaría saber en qué pensaba, pero no puedo. Pero mi imaginación, ya lo saben, es muy frondosa.
Pensaba en un lugar muy lejos, en una cama grande y acompañada de dos angelitos que la miman.
Pensaba en una voz deseada, en un momento mágico como este.
Pensaba en lo bella que Jen sabe que se ve, así, sin vestidos de fiesta escotados ni tacones color plata.
Con una ropa de vacaciones, oliendo a aceite de coco, y relajada, dejándose llevar por el paisaje.
Nadie más hay en esa terraza, más que el puerto medio desolado, sus ojos de avellana disparando miradas largas y perezosas...
Ella no sabe. No tiene ni idea...
Que me voy acercando muy lentamente a sus espaldas... con una botella de caipirinha y dos vasos helados...
Es el momento mágico de la tarde...
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